Gelsen Gas: agosto 2009

David Alfaro Siqueiros

1966
David Alfaro Siqueiros
frente a la escultura de Gelsen Gas.
"Vietnam, etcétera"

Para Alexandro Magnópodo.
“Antes de la Euforia”
(ensayo erudito y empírico)

Baccio Baglioni atendió las sugestiones de Miguel Angel y fundó tendencias y círculos socorridos por Sansovino, Lippi, el mismo Rafael, y un que otro solicitante.
En estos medios se dudó también del porqué y del cómo constantes; del dónde y el cuándo; inquietantes dudas del ARTE.

Ahora en el sesentitrés, apóyate Alexandro en el diecinueve :
Proposición gastronómica para este caso: Jabalí de la India, Babirusa de colmillo blanco, adobado y aderezado con pecíolos, pétalos y pedúnculos de ayube y sarmiento (plato fuerte). Como postre Pérsimos al Cointreau con vainilla de Papantla, servidos clandestinamente por una ménade tracia.

Una posterior fumada o mascada de Jashish con café de Huatusco. Hasta aquí se logró el semi-estado de gracia. Queda el vino ulterior hasta alcanzar la embriaguez convulsiva. En este estado oriental decadente de musulmán báquico con babuchas, se puede hasta renegar del Pegelagarto del Usumacinta o el Gadido-alicantino-bacalao como afrodisiacos en polvo. Bajo la sombra de un sicomoro hebreo estamos ya según Darwin, en calidad de representantes del Babuino o Mandril perro, único probable ascendiente del Hommo Politicus.

Pretendamos ahora los fines de las Bacantes, en su imaginación femenina:
-) Enervación de los sentidos
-) Beatitud del éxtasis
-) Purificación de su alma
-) Santificación de su vida…

Y ya situados en el periódo mítico de la historia de TEBAS estamos “iluminados” como Solistas de una improvisación genial. Capaces de obra inspirada al estilo Tiziano, Rubens o Poussín.
Que llegue Tito Livio, ambulante, griego y adivino y tomados de la mano por la Sacerdotisa Paculla Annia no quede macho cabrío sin alusiones contundentes.

Con la sentencia “NIHIL NEFAS DICERE” (Nada vedado por la moral) arrivemos al misticismo dionisiaco y despreciando la razón humana, obedezcamos nada más las palpitaciones de nuestro corazón y el delirio del trastornado cerebro.

Afectuosamente,
Gelsen Gas