Artículo publicado por Lazlo Moussong en la revista Plural, Enero de 1984
A Gelsen Gas hay que ir alcanzándolo siempre, inclusive cuando mete reversa. Cuando se habla de él no se sabe por dónde comenzar, pues referirse solamente a una de sus actividades creativas o a un determinado momento de algunas de esas actividades conduciría a dar una imagen muy limitada de su obra y de su inventiva.
El primer punto de referencia, el punto de partida sería informar que nació en la ciudad de México en el año de 1933.
“ Si yo no fuera un ser humano –escribió él mismo- sino color, sería azul cerulio, si fuera estado de ánimo, sería euforia, si fuera sonido, sería de metralla, si fuera lugar, sería isla y si fuera elemento sería luz”.
En él no hay modestia, pero vive una egolatría sin jactancia sino tan sólo funcional dirigida a crear lo que quiere.
¿Cómo definirlo? ¿Cuál es su estilo? ¿Su estilo en qué? ¿En poesía, en pintura, en escultura, en diseño industrial, en cine, en dibujo o en ese género artístico que nunca se ha definido, para el que no existe una musa, que es la invención, género en el que dejó grandes testimonios Leonardo da Vinci, invención que combina el arte con las ciencias?
Gelsen Gas es autor , entre otras cosas, de varios libros de poesía: Fábula en mi boca, Desmolde, Inconfórmula y proseo, Glosa Flexible y Residuario, así como de dos libros de arte geométrico: Falacias... y no 1 y 2. Es inventor de distintos objetos patentados que son arte, broma y descubrimiento de posibilidades en lo imposible como el hemifrontis, el radiador de tezontle, la televisión sin rayas, el Elicón (tarro poseso), el Luciente y la música posicional que no es objeto, sino procedimiento para convertir técnica y matemáticamente una obra gráfica en una partitura musical. Fue productor de la película Robarse el arte y director y productor de Anticlímax.
Recuerdo que entre el eterno fluir de la charla de Juan José Arreola, él dijo una vez que Gelsen Gas inventa su propia gramática. El se refería a su poesía, pero es aplicable a cualquiera de sus actividades.
Se ha dicho de él, repetidamente, que es un renacentista de nuestros días. Los renacentistas han existido siempre, antes y después del Renacimiento, si el término se entiende en cuanto la apertura multifacética del artista y en cuanto al significado mismo de la palabra al margen de su significación histórica de renacer , pues Gelsen prácticamente reencarna en cada nueva etapa de su creación.
Para muchos puede ser difícil definir un estilo en Gelsen Gas. Un observador superficial puede perderse en la diversidad de su obra y creer que no tiene un estilo, pero esto denota el error, ya ancestral, de buscar el estilo en una secuencia de lo formal. Se entiende un desarrollo secuencial en cualquier artista, se establece su estilo a través de considerar a sus cambios lógicos y progresivos a lo largo de su obra. Pero cuando sucede un fenómeno a la Gelsen Gas, los cambios son radicales, hacia delante, de regreso, a los márgenes, en el centro estable y hacia todos lados como “metralla”, pero que surge de la misma ametralladora.
“Defino como destino: A cualquiera se le puede romper en cualquier parte, cualquier cosa en cualquier momento”, escribió en Inconfórmula..., así definiría como hacedor del destino al que rompe cualquier cosa, en cualquier parte, en cualquier momento, Gelsen hace el destino de su creación artística: en un día de la creación traza su destino en la abstracción geométrica de colores y espacios; en otro, moldea a su propio modo al surrealismo; en otro, usa el perfeccionismo hiperrealista; en otro, calcula con sus propias medidas en las exactitudes del geometrismo pleno; en otro, sus trazos limpian la figura expresionista y la desnudan para imbuirle las curvas de su esencia eminentemente sensual; en otro, como la muestra que aquí se presenta, retoma un figurativismo en el que , simple y sencillamente utiliza su experiencia y vierte su sensibilidad, “sensuabilidad” de la figura humana. Parece que no le importa mas. En realidad, nunca le ha importado la trascendencia, trasciende por el resultado mismo. Nunca le ha importado abrir caminos; abre sus propios caminos. Nunca le ha importado crear escuela; expresa lo que sensualmente se le antoja.
"Estoy por la obviedad. No todo lo sensible es verdadero", escribió él mismo. Su complejidad no se deriva de complejos, como quienes la buscan, sino de la libertad con que se realiza.
Las pinturas de esta muestra preserie de desbordado geometrismo, como nadador experto que es, hizo lo que se hace con un tiburón que sale al encuentro en el agua: dio una repentina vuelta hacia atrás y nos dejo seguir de largo sin entender, de momento que sucedía. Por eso, “Este no es un pizarron” es la aclaración sin explicación: si vemos un pizarrón donde donde dice que ese no lo es, nos preguntamos que es, entonces. Es decir, nos enfrenta a lo obvio de la realidad, lo obvio que, por serlo, ya no lo vemos, y nos mueve a darnos cuenta de su existencia.
La exposición se componia de desnudos femeninos y temas taurinos, nada nuevo bajo el pincel. Sólo el juego erótico, lumínico y lineal con los elementos. ¿Dónde queda el estilo? ¿En qué se parecen a sus cubos, círculos, flechas. Estrellas, triángulos, tejidos, grecas, hexágonos, ego-módulos, polígonos que publicó en sus dos tomos de Falacias... y no, en qué se parecen o se aproximan o identifican con esas mujeres desnudas, o sus toreros y toros?: en nada. Y sin embargo, surgen de una misma experiencia, de una misma actitud plástica, de la misma fuente de sensualidad, del mismo rigor de hacer y de la misma libertad de ser’ del mismo estilo de tener y realizar todo eso. Son terrenos de una misma profunda y definida individualidad.
La Presencia de Gelsen Gas es una reafirmación del principio de que el "estilo es el hombre" pero no hay que confundirse el producto artístico no tiene que ver con los asuntos personales del artista. Cada obra de Gelsen es independiente de su vida personal más bien, es el reflejo de ser integral. No es un romántico que exprese en su obra su vida interior y personal; es un clásico que realiza su estilo individual.
Sin pretensión de agotar en una enumeración las características de su estilo, no importa las formas con que trabaje, puede decirse que entre sus constantes se encuentran la sensualidad de los cuerpos, sean humanos, animales, geométricos, objetuales, lumínicos. Otra constante es el humor: siempre se podrá encontrar el sarcasmo, evidente de carcajadas o subliminal, en uno o varios detalles o en la totalidad de un cuadro; siempre esta riéndose de la belleza y con ella, pero nunca con sarcasmos malolientes, sino también bellos. Otra característica es la frescura atlética y la fluidez gimnástica de sus lineas, formas y masas, y también de sus colores y combinaciones. Otras características requieren adjetivos excéntricos respecto a los usuales para definir un estilo; por ejemplo: el deleite, el saboreo, la sorpresa, el misterio simplificado, el deseo logrado, el embelesamiento, las posiciones dinamicas (o sea, el dinamismo en lo estático).
Para esta muestra se eligieron algunos desnudos de la exposición “Este no es un pizarrón”; juegos y regodeos de una misma serie, de una etapa de la creación de Gelsen Gas, la más reciente. Dentro de un mismo tema y motivo, su estilo es variante, no así su intención , y sus intenciones específicas son diversas, no así la personalidad creadora que las representa.